Latidos

Recordaba a todas y cada una de ellas. A Delfina, de la guardería, en su cumpleaños rodeados por conejos de alquiler y a Florencia del jardín donde esperaba junto a su hermano la traffic que lo tenía que ir a buscar. De Johanna se acordaba algo pero de Clara no se olvidaba nada y mucho menos de ese primer beso detrás de la canchita de fútbol.

Sólo para él

​Asi como se desoja a una margarita, con desinterés pero con la esperanza, allá en el fondo, de que salga aquello que tanto deseamos.

Así la miraba, con esa ilusión de que bailaba sólo para él. 

Porque es así que nos gusta sentirnos a los perdedores. Muy cerca de la victoria pero sin el valor de ir por ella.